Mateo 27, 32-55; Juan 19, 17-30
Le pusieron una corona de espinas, lo cargaron con una cruz y le llevaron a las afueras de la cuidad de Jerusalén. Allí los soldados romanos lo clavaron en una cruz. Cerca de allí estaban su madre, un discípulo y varias mujeres. Al ver Jesús a su madre dijo a su discípulo:
- “Ahí tienes a tu madre”. Después, Jesús viendo que todo estaba cumplido, murió. El soldado romano que estaba al pie de la cruz, al ver cómo había muerto Jesús, dijo:
- “Verdaderamente éste era Hijo de Dios”