Es una advocación mariana venerada en la ciudad de Itatí,
provincia de Corrientes, Argentina.
Según la tradición, emigrando hacia el sur para escapar de los constantes
ataques indígenas, llegaron los franciscanos desde Ciudad Real, provincia del
Guayra (Paraguay), a la reducción de Yaguarí, a cargo de fray Luis Gámez
portando consigo una hermosa imagen de la Inmaculada Concepción que colocaron
en un oratorio a orillas del río Tebacué. Un nuevo ataque indio destruyó
el lugar y la Virgen desapareció sin dejar rastros. Mucho tiempo después, un
grupo de aborígenes que navegaba el Alto Paraná, muy cerca de lareducción de
Santa Ana, encontró la imagen sobre una roca. La Virgen se hallaba
envuelta por un brillo extraño y una música extremadamente bella sonaba
alrededor. Enterado fray Luis Gámez de aquel prodigio, mandó que llevasen la
imagen a su reducción y así se hizo, pero en dos oportunidades regresó al
mismo sitio en la que fue hallada anteriormente. Comprendiendo los misioneros
que aquello era voluntad de la Virgen, decidieron trasladar a ese lugar
la reducción, epopeya que llevó a cabo fray Luis de Bolaños, sucesor de fray
Luis Gámez, entre 1580 y 1608, quien llamó al nuevo pueblo con el nombre de
Pura y Limpia Concepción de Nuestra Señora de Itatí (“punta de piedra” en
guaraní). Después que se le edificó allí un templo, era párroco el
asunceño fray Luis de Gamarra, sucesor de Bolaños, tuvo lugar la primera
transfiguración de la Virgen, en la Semana Santa de 1624. Dijo al respecto
el padre Gamarra: “Se produjo una extraordinaria mudanza del rostro, y estaba
tan linda y hermosa que jamás tal la había visto”. La transfiguración duró
varios días y se repitió varias veces en los años siguientes, volviendo a
escucharse, más de una vez, la misma música que oyeron los indios cuando la
encontraron en plena selva. Luego ocurrieron muchos milagros, y la gente
comenzó a peregrinar hasta su santuario, llenando el lugar de peregrinos y
devotos que acuden a esta amorosa Madre.