Fiesta: 24 de septiembre.
La advocación mariana de Nuestra Señora de la Merced se originó en España en el siglo XII.
La Virgen se les apareció a tres hombres por separado la noche del 1 al 2 de
agosto de 1218: Jaime I de Aragón, Pedro Nolasco y Raimundo de Peñafort, para
pedirles que trabajaran para la salvación de los cristianos prisioneros de los
moros. Así fue como decidieron, fundar una orden a la que llamaron los
mercedarios, en honor a su merced, la Virgen María Madre de Dios, para la
redención de los cautivos.
De la mano de Pedro Nolasco se hizo formal el trabajo que él y sus compañeros ya estaban haciendo liberando y redimiendo esclavos.
La espiritualidad de los mercedarios se fundamenta en Jesús, el liberador de la humanidad y en la Virgen, la Madre liberadora e ideal de la persona libre. Los mercedarios querían ser caballeros de la Virgen María al servicio de su obra redentora, por eso la honran como Madre de la Merced o Virgen Redentora. Con ese título se la presentaban también a los esclavos, porque la Virgen de La Merced, les manifestaba su misericordia para atenderlos y liberarlos.
De la mano de Pedro Nolasco se hizo formal el trabajo que él y sus compañeros ya estaban haciendo liberando y redimiendo esclavos.
La espiritualidad de los mercedarios se fundamenta en Jesús, el liberador de la humanidad y en la Virgen, la Madre liberadora e ideal de la persona libre. Los mercedarios querían ser caballeros de la Virgen María al servicio de su obra redentora, por eso la honran como Madre de la Merced o Virgen Redentora. Con ese título se la presentaban también a los esclavos, porque la Virgen de La Merced, les manifestaba su misericordia para atenderlos y liberarlos.